LITERARIUM......

Primera estación.

Todo era nuevo para Juan,… más que nuevo… ¡novísimo! Había empezado con un pitido ensordecedor, un chillido más bien o casi un grito, y todo él, dentro de aquel receptáculo, comenzó a moverse, avanzando atropelladamente. No es que le importara demasiado, pero suponía un cambio brusco en su expectante estado.


Un traqueteo constante y precipitado le conducía inevitablemente, inusitadamente, a no sabía dónde. Lo que era cierto es que aquello tenía un propósito, y conduciría a alguna parte.

Lo primero que llamó su atención fue un ruido ensordecedor, pero apagado y lejano en el exterior. Pero más aún le alarmó el sentir con fuerza el latido de su propio corazón.

Avanzaba lenta pero paulatinamente, sin posibilidad de retroceso, por aquel oscuro túnel, sintiendo esporádicamente apretones y empujones por aquí y por allá. Le estaba costando esfuerzo soportar todo aquello y para él el viaje ya estaba durando demasiado. Además de las apreturas, la temperatura había comenzado a subir un poco y comenzaba a dolerle la cabeza.

- ¡Dios quiera que no dure demasiado!... pensó.

Presentía que el final del túnel se acercaba, pues el ruido exterior crecía. Después de unos cuantos apretones más, la oscuridad del túnel se abrió de pronto a un espacio abierto y luminoso. La excitación del momento, el shock de aquella luz intensa y una sensación extraña de caída en el vacío le hicieron gritar, uniéndose al ruido ambiental.

Tras todo el esfuerzo de aquel viaje, de pronto comenzó a sentir frío, aunque afortunadamente duró poco. Inesperadamente, algo nuevo para él le envolvió cálidamente y se vio descansando depositado en un pequeño prado verde. Fue entonces cuando descubrió unos ojos que le miraban con asombro y expectación. Unos ojos que traducían alegría y cansancio. Unos ojos que veía por primera vez, pero que, no sabía por qué razón, le eran familiares y le comunicaban su deseo de acogida y acompañamiento en su viaje. Sólo entonces se dio cuenta de que había llegado a la primera estación de su viaje... realmente,... ¡había nacido!

¿Cuánto duraría y que le depararía su viaje? Era una excitante incógnita,... como en todo viaje.

Relato recogido por Jesús Almeda de su médico de cabecera Dr. Galindo González. Barcelona a 16 de abril de 2010.


© Jesús Almeda

Avisado.

Sabía que iba a ser así, o al menos presentía que llegaría a esta situación... A lo largo de mi existencia, o mis varias existencias, siempre he querido - mejor dicho exigido - conocer, saber todo de todo. Llamémosle autenticidad,... ganas de poder,... incluso soberbia, si queréis.

Ser consciente de uno mismo da un poder que te embriaga.
Ser capaz de conseguirlo todo por ti mismo, te cautiva.
Como humano y como de tantas otras especies, he apurado al máximo todo lo que me envolvía. He utilizado sin reparo todo lo que me servía, aunque sólo quedaran después fósiles de nuestra vida.

Conseguimos con denuedo instalar nuestras leyes en aquel cosmos, que pronto se nos hizo pequeño, y constreñidos por él destruimos... ¿O fue el mismo quién nos destruyó?,... pues nosotros pasamos y un nuevo cosmos nació.

Ahora conozco de la existencia y la causa de esa armonía de universos pulsantes, que se crean y desvanecen para volver a recrearse en una dinámica perfecta y coreográfica; con la misma potencialidad intrínseca que los quarks, átomos, moléculas, células, seres y sistemas tienen desde su inicio; en el Quien todo lo dispuso y así lo decidió como algo de Sí mismo. No es ni vida ni muerte,... ni entropía ni entalpía,... simplemente perfecta armonía.

Y ahora que lo sé todo, ¿de que me sirve? Sólo puedo pensarlo, no disfrutarlo ni compartirlo... ¿Que daría yo por poder compartirlo con alguien o algo?... ¡Es más desolador que la nada! ¡Tenerlo, conocerlo todo y no poder mostrarlo!

Porque ahora y siempre estoy aquí, sólo en esta eternidad, en medio del infinito insalvable, en medio de la nada. Sólo,... ¡auténticamente sólo! , consumiéndome en mi propio fuego interno. Es desolador, una angustia infinita, pura angustia eterna. ¡Es extraño! ... ¡Siento el rechinar continúo de mis propios dientes!


Post-escript: "Todo lo imaginable es posible".

Agosto 2005.
© Jesús Almeda

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Literarium por Jesús Almeda Ortega se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.
Basada en una obra en http://unsencilloespectador.blogspot.com.es/p/literarium.html.

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