domingo, 11 de septiembre de 2011

El Barco y Una Isla de Estabilidad.

Durante este periodo vacacional, he tenido oportunidad de dedicar buena parte del tiempo a la gratificante actividad de la lectura. Aunque no es el mejor criterio busque un libro entre las estanterías de best-sellers por el título y la sinopsis de la contraportada. Así cayó en mis manos "Más allá del hielo" de Douglas Preston y Lincoln Child.
A parte del tema curioso que trata -buscadores de meteoritos-, y final más o menos original, es de aquellos de los que engancha con su lectura. Pero lo que más me ha llamado la atención, y por ello me ha gustado leerlo, es la idea o concepto que expresa en su página 130, y que yo desconocía: la existencia de una "isla de estabilidad" en la tabla periódica de elementos químicos, más  allá del Uranio.
Transcribo directamente del libro:  - "Durante muchos años, los científicos han buscado elementos cada vez más pesados en la zona más alta de la tabla periódica. La mayoría de los que han encontrado tienen la vida muy corta: sólo duran un milmillonésimo de segundo, y luego se convierten en algún otro elemento; pero existe la teoría de que muy, muy arriba de la tabla periódica podría haber un grupo de elementos que si fueran estables, que no se descompusieran. Una isla de estabilidad. Nadie sabe qué clase de propiedades tendrían, pero serian extrañísimos y muy, muy pesados."



Tabla periódica de elementos tridimensional (Isla de estabilidad)






Intrigado por si estas afirmaciones eran ciertas o no, he consultado con San Google, y efectivamente es un término de física nuclear que describe la posibilidad de elementos con «números mágicos» particularmente estables de protones y neutrones.
Ello se basa en el modelo de capas del núcleo, cuya hipótesis es que el núcleo atómico está construido en «capas» de una forma similar a las capas de electrones en los átomos. Siendo que cuando el número de neutrones y protones llenan completamente los niveles energéticos de una determinada capa del núcleo, la energía de enlace nuclear alcanza un nivel mínimo suficiente y esta configuración será estable y tendrá una vida más longeva que los isótopos de esos compuestos  que no han completado sus capas.
Durante la última década, investigadores del Instituto de Investigación Nuclear de Dubna (Rusia) han trabajado en la creación de elementos químicos con número atómico 113, 114, 115, 116 y 118. Pero más recientemente han conseguido el elemento 117. “Para lograrlo, colisionaron en el ciclotrón de su laboratorio, calcio 48, un isótopo con 20 protones y 28 neutrones, y berkelio 249, un elemento que tiene 97 protones y 152 neutrones. La colisión permitió crear dos isótopos de un elemento con 117 protones, uno de ellos con 176 neutrones y el otro con 177.” Contrariamente a los elementos anteriores, radiactivos y de vida corta, el isótopo más pesado del elemento 117 descubierto muestra una vida media de 78 milisegundos. Y este descubrimiento en Dubna sustenta la probable existencia de esa Isla de estabilidad, y abre muy buenas perspectivas para la síntesis de nuevos materiales que quien sabe para lo que puedan servir.

En el proyecto participaron los laboratorios nacionales de Lawrence Livermore y de Oak Ridge sumado a las universidades de Vanderbilt y de Nevada (Estados Unidos) y los Institutos de Investigación para Reactores Atómicos de Dimitrovgrado, además del de Investigación Nuclear de Dubna (Rusia). –Fuente: “La hora del sapo”.

Transcribo también de otro blog –Migui– que habla de estas noticias: - “Algunos teóricos especulan con que la isla de estabilidad podría rondar el número atómico 164, lo cual es muy lejos aún, comparado con el número 120 que es donde se trabaja en la actualidad. Alcanzar las orillas de la isla requerirá un conocimiento mucho más profundo de los procesos de formación de los elementos y nuevos y más grandes aceleradores de partículas.

Es difícil saber qué uso práctico podría tener la búsqueda de elementos super pesados. Por ahora, se centran en el descubrimiento, no en la aplicación inmediata. Pese a todo, algunos elementos sintetizados previamente han tenido un beneficio social enorme. Por ejemplo, el Americio (de número atómico 95), sintetizado en 1944 es utilizado en detectores de humo y en radiografía médica e industrial.”

Cuando yo estudié Física y Química por última vez -1975- iban por el Laurencio y el Rutherfordio (Lr103, Rf104) y es agradable ver lo que se ha avanzado en tan poco tiempo.  Hoy, supongo que el más moderno Gran Colisionador de Hadrones del CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear) cerca de Ginebra, en la frontera franco-suiza, servirá para algo más que dar argumento al inicio a una serie de televisión de relativo éxito como “El Barco”, con las sospechas catastrofistas de crear agujeros negros.

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